Bettye Gillespie fue activista por los derechos civiles y dedicó su vida a luchar por la igualdad para la población afroestadounidense y para las mujeres.
En pocas palabras
Gillespie marcó la diferencia en Utah y aportó muchas virtudes. Por ejemplo, formó parte del Consejo Directivo de la Universidad de Utah y de la Liga de Mujeres Votantes. Durante más de cuarenta años, Gillespie luchó por acabar con las desigualdades raciales, económicas y de género en Utah y en todo el país.
Más de la historia
Gillespie se mudó a Utah cuando estaba en la escuela primaria porque su padre había conseguido un trabajo en el ferrocarril Union Pacific. Asistió a la escuela secundaria Ogden High School y se graduó a los quince años. Luego, obtuvo un título de grado universitario en la Universidad de Utah y otro título de grado universitario más uno de maestría en la Universidad de Howard. Trabajó como directora de Igualdad de Oportunidades de Empleo en la base de la Fuerza Aérea de Hill durante muchos años. A lo largo de su vida, formó parte de muchas juntas y comités, organizó campañas de inscripción de votantes y fue de puerta en puerta para invitar a la gente a que se registrara para votar.
Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP)
Gillespie y su marido eran activistas por los derechos civiles. Se afiliaron a la delegación de Utah de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP), donde ocuparon diversos cargos a lo largo de su vida. Su marido, Jim, fue vicepresidente y presidente de la delegación de Ogden de la NAACP. Gillespie trabajaba como directora del área de jóvenes del grupo y escribía todos los discursos que pronunciaba su marido como presidente de la NAACP. Eso significa que, cuando Jim daba un discurso, ¡la gente escuchaba las palabras de Bettye! Su trabajo para la NAACP influyó en muchas personas jóvenes y adultas de Utah a lo largo de los años.
Ante la discriminación y contra ella
Gillespie empezó a defender sus derechos cuando era una niña. Un día, fue a comprar caramelos a una pequeña tienda que quedaba cerca de su escuela secundaria en Ogden, Utah, pero el dueño no quiso venderle porque era negra. Gillespie le contó al director de su escuela, el Sr. Junk, que el dueño no quería venderle caramelos. Entonces, el Sr. Junk y Gillespie volvieron a la tienda. El director le dijo al dueño que, si no vendía a afroestadounidenses, ningún alumno de su colegio volvería a comprar en la tienda. El dueño no quería perder dinero, así que le vendió los caramelos a Gillespie. Gillespie dijo que nunca olvidaría al Sr. Junk.
Para ella, no era aceptable que se discriminara a una persona por la raza o el género, así que no iba a permitir que la discriminación y la crueldad le impidieran luchar por sus derechos y los de los demás.
Activista toda la vida
Gillespie dedicó su vida a luchar contra la desigualdad. Ganó muchos premios por su activismo, entre ellos el Black Pioneers in Utah Award, el Ogden Area Community Action Agency, el Juneteenth Legacy of Freedom Award y el Rosa Parks Award de la NAACP. Su trabajo e influencia contribuyeron a que Utah y el resto de los Estados Unidos fueran mejores lugares para vivir.
Información extraída del registro oral de la historia de Bettye Gillespie. Gillespie, Bettye, an oral history by Rebecca Ory Hernandez, 11 de julio de 2012, WSU Steward Library Oral History Program, University Archives, Steward Library, Weber State University, Ogden, Utah.
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